martes, 27 de diciembre de 2016

TENGAMOS UNA FELIZ DISCUSIÓN

Estamos en una bonita época de reencuentros, reuniones, cenas de empresa y demás actos sociales en los que la gente da rienda suelta a las emociones y sobre todo a sus opiniones.

¿En cuántos de estos actos sociales has estado y te has visto absorbido por un debate? Es correcto compartir opiniones e ideas y por supuesto defenderlas pero siempre controlando el punto en el que ese debate pasa a ser una discusión porque a partir de ahí la cosa se puede complicar y lo que era una bonita reunión o un café placentero se ha convertido en un momento incomodo o en algo mucho peor.

Empatía, tolerancia, comunicación, respeto y saber escuchar son los ingredientes principales para un buen debate mientras que el egoismo, el ego (curiosamente egoismo empieza por ego), la falta de respeto, de tolerancia y la soberbia son unos de los ingredientes para una buena discusión.


 

¿En qué momento un intercambio de opinión o un debate se transforma en una discusión? En mi opinión, es justo en el momento en el que se deja de escuchar, en el que ya no quieres compartir una idea u opinión sino que quieres tener razón a toda costa. Solo quieres aplastar la otra opinión, imponer la tuya y sentirte mejor por ello ¿Crees que has conseguido algo positivo o  negativo? ¿Cómo crees que se siente la otra persona?


Vale, bien, estamos en una discusión ¿Cómo la paramos? ¿Quién debe pararla? Esto depende de muchos factores y sobre todo del tema que se esté tratando. Si hablamos de un tema con una respuesta clara, por ejemplo, la fecha de un acontecimiento o la montaña más alta del mundo y tú sabes a ciencia cierta que tienes razón porque lo sabes, porque lo has leído, porque lo viste ayer en Internet, eres tú quien debe parar esa discusión. No hay mayor nobleza que una discusión la pare la persona que tiene razón porque estáis "buclados" porque nada bueno va a salir ya de ese momento. Es mejor parar y retomarlo otro día.

Si el tema es más relativo y no está tan claro quien tiene razón y quien no o... ¡Espera! igual ambas partes tienen razón  en función de su punto de vista y sus experiencias ¿Lo has pensado alguna vez?

Los debates e intercambio de opiniones son sanos y enriquecedores mientras que las discusiones son SIEMPRE tóxicas, aunque sean de pareja. He oído más de una vez la expresión "Las discusiones son normales en pareja, si no, no habría reconciliación" ¡Menuda estupidez! ¿Para conseguir un momento bueno hay que pasar previamente por un momento malo? ¿No podemos tener momentos buenos y ya? También puede ser que las personas que dicen esta frase necesiten justificar algo pero no vamos a entrar en más detalles.

Para terminar diré que cuanto más tiempo pasa más intento evitar las discusiones porque me he dado cuenta que no me aportan nada bueno y para esas personas que les gusta la palabra reconciliación les diría que intenten cambiarla, por ejemplo, por culminación.

^_^

2 comentarios:

  1. Muy interesante el post. Estoy de acuerdo contigo en que la falta de comunicación (y la serenidad a la hora de abordar determinados asuntos) conducen a situaciones de crispación realmente desagradables. Pero por otro lado ¡qué complicado es no adoptar automáticamente una actitud defensiva cuando alguien critica algo que nos gusta! ¡Y qué mal visto está el cambiar de opinión! Como si adoptar un punto de vista diferente o admitir un nuevo enfoque fuese algo vergonzoso.

    Desde mi punto de vista, uno de los elementos que desencadenan una discusión es no escuchar al otro. Escuchar, que no oir.
    Me refiero a que en demasiadas ocasiones como las que mencionas no se produce ese verdadero y (deseable) intercambio de ideas, sino una mera alternancia de frases ensayadas como si se recitase un monólogo. Básicamente uno permite hablar al otro durante unos segundos solo para acto seguido retomar el discurso exactamente donde lo había dejado, sin dejar más tiempo a la intervención ajena que el imprescindible para tomar aire y seguir con su perorata.
    Y, claro, si no escuchas a tu interlocutor, éste lo percibe y va elevando el tono o endureciendo su postura, con intención de dejar claro su argumento. Resultado: discusión al canto.

    Creo sinceramente que si aprendiésemos a escuchar y reflexionar antes de emitir un juicio u opinión descubriríamos puntos de vista tan interesantes, o más, que los nuestros.

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    1. Como siempre, genial comentario. Muy de acuerdo con la parte de cambiar de postura o idea, parece ser que eso está muy mal visto, al menos, por estos lares.

      Un Saludo y Gracias por el comentario.

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