miércoles, 19 de febrero de 2014

EL ORDENADOR QUE NO SE PUEDE TOCAR

Una de las cosas más curiosas de trabajar como I.T.  son las leyendas de los unicornios. Puedes encontrarte con equipos mitológicos que rara vez se dejan ver, y menos tocar, y que por algún motivo horrible de la vida, de su cuidado se encarga otro departamento.

Llevaba ya un tiempo trabajando cuando de pronto una mañana se presenta ante mí el jefe de mantenimiento con cara de… tenemos un problema de los gordos!!

Resulta que el unicornio se había puesto malo y me llevaron hasta él. El equipo se encontraba en una sala oscura, más bien cubículo, rodeado por productos no muy recomendables, cubierto por una capa, mezcla de polvo, líquidos variados y mierda en general. Lo que yo llamaría unas 5's bien aplicadas.

Una de las primeras cosas que me llamaron la atención es que antes de llamar a la persona de I.T. el equipo había sido toqueteado por varios empleados.

Básicamente el problema era que el disco duro de unos 20 GB había decidido inmolarse y necesitaban algún tipo de milagro de I.T. para recuperar los datos. Porque claro, ese equipo  del que I.T. debía despreocuparse contenía unos de los datos más importantes de la empresa. Ese equipo situado fuera de la red, en un cubículo donde la limpieza destacaba por su ausencia, donde todo "luser" podía toquetearle y pincharle un pendrive y que era del año de Mari Castaño, ese equipo contenía información delicada, muy delicada.

Tras media mañana de peleas con el disco, de probar varios programas de recuperación de datos, I.T. consiguió recuperar parte de la información, información que se copió en un disco nuevo.

Tras este breve encuentro con el unicornio y después de solucionar el problema, se volvió a decir a I.T. que se despreocupase de ese equipo.

Siempre me ha fascinado este tipo de despreocupaciones impuestas donde no debes preocuparte por algo hasta que hay una urgencia de verdad y entonces debes de perder el culo para solucionarla.

MORALEJA: Si alguna vez alguien te dice que te despreocupes de algo, apunta ese algo en la lista de urgencias imprevistas porque, como Terminator, volverá.

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